El mundo del vino es realmente apasionante, sobre todo cuando pensamos en su elaboración. El cuidado que se tiene del producto, desde que se recoge la uva, hasta que se obtiene tan preciada bebida, es increíble, ¿no crees?
Con el paso del tiempo, la producción del vino se ha ido optimizando, para poder proporcionar la máxima cantidad, sin perder ni un ápice de su calidad. Un momento fundamental, dentro de este proceso, es la fermentación alcohólica.
Tal y como sucede con otras bebidas espirituosas, la fermentación comprende un proceso biológico, en la que se elimina el oxígeno y en el cual las bacterias y otros microorganismos se encargan de transformar el azúcar en alcohol.
Para conseguir realizar este proceso con éxito, las bodegas pueden apostar por diferentes almacenajes, los cuales tienen sus pros y sus contras, como no podía ser de otra manera. Así, la tradición invita a que la fermentación se produzca en barrica, donde el propio vino adquiere “el sabor a roble”.
Por otro lado, algunas bodegas que destacan por su capacidad para producir cantidades de vino también han optado, durante décadas, a fermentar el vino en depósitos de hormigón.
De la misma manera, aquellas que mejor mezclan tradición y vanguardia, suelen apostar por los depósitos de acero inoxidable. Precisamente, en este artículo nos queremos centrar en las ventajas que este tipo de depósitos puede tener para la elaboración de vino.
Recuerda que, en Metalistería V3, somos expertos en la fabricación de depósitos de acero inoxidable. Se tratan de depósitos con diferentes formatos y volúmenes, ¡consúltanos!
Ahora, vamos a ver una serie de ventajas y beneficios de utilizar este tipo de depósitos.
El principal cometido de la fermentación reside en mantener sin oxígeno el recipiente en el que se encuentra el líquido. Por ello, la conservación es fundamental. Las propiedades del acero inoxidable, al ser un material totalmente hermético, hacen que la conservación en el interior sea perfecta. Esto implica que las condiciones en la fermentación se pueden mantener las propiedades organolépticas del vino.
En el proceso de fermentación, es necesario llevar un control exhaustivo. En este sentido, los depósitos de acero inoxidable son la mejor opción, por diversos factores. Por un lado, el propio material tiene una excelente capacidad para que se evacue el calor de la fermentación, sin ningún tipo de problema. Por otro lado, destaca su capacidad para incorporar diferentes mecanismos. Es moldeable, por decirlo de alguna manera, pudiendo incorporar elementos de control de temperatura, o serpentines, los cuales ayudan sobremanera a hacer un mejor seguimiento de todo el proceso.
Con el paso del tiempo, uno de los procesos que más suele deteriorar las instalaciones reside en al oxidación. Como bien sabéis, una de las principales ventajas del acero inoxidable es precisamente que resiste la oxidación. Esto permite una mayor durabilidad del material, frente a otros que pudieran parecer similares.
Una de las principales ventajas de estos depósitos reside en su capacidad. Así, tienen un volumen muy superior al que se puede ofrecer en otro tipo de depósitos. No en vano, puedes tener depósitos que van desde los 50 litros, hasta los 1.000. La variedad en al capacidad de dichos depósitos es otra de las ventajas, pudiéndose adaptar al tipo de producción de cada bodega.
Mantener unas instalaciones totalmente limpias puede suponer un coste importante. De la misma manera, al hablar de un producto alimentario, se tiene que seguir un protocolo de limpieza totalmente riguroso. El acero inoxidable es un material especialmente aséptico y fácil de limpiar. Por ello, los procesos higiénicos son mucho más efectivos, ¡y también se realizan en menos tiempo!
Tal y como puedes observar, existen numerosas ventajas para elegir un depósito de acero inoxidable en la elaboración de vino.