El metal es el elemento principal con el que diseñamos útiles de todo tipo. Un elemento que, dadas sus características y propiedades, debe de tratarse según unas pautas de trabajo y conformado, dando lugar a las piezas que luego utilizamos en la metalistería, ya sea para trabajos industriales o de mobiliario.
Por eso, en este artículo nos queremos centrar precisamente en el trabajo del metal y en los diferentes procesos por los que se pude dar forma. ¡Permaneced atentos!
Existen dos principales vías para conformar las piezas de metal, los cuales son más o menos conveniente según los límites de fluencia y de ductilidad del metal.
El trabajo en frío del metal se realiza en temperatura ambiente o inferior. Gracias a este trabajo, se puede trabajar la pieza con precisión y con mejores acabados en su superficie. Sin embargo, se requiere de un mayor esfuerzo en este proceso y es mucho más fácil producir la fractura de la pieza metálica.
El trabajo en caliente se realiza a temperaturas superiores que la de la recristalización del metal. Por ejemplo, en el caso del acero se produce a temperaturas superiores a los 650º C. La virtud de este proceso es que la deformación plástica es ilimitada, pudiendo hacer modificaciones superiores a la que se pueden hacer en el trabajo en frío, así como para evitar la fractura de la pieza.
Existen diferentes maneras para dar forma a las piezas metálicas. En función de su objetivo, éstas pueden ser de formado o de deformación volumétrica.
El proceso de doblado consiste en la deformación de láminas metálicas. Para ello, se somete a tensión a las fibras externas de la pieza y de comprensión en las internas. Dependiendo del ángulo, el tipo de doblado se puede clasificar en abiertos; cuando su amplitud es superior a los 90º, rectos; de 90º o cerrados; con una abertura inferior a los 90º. Para ello, se coloca la lámina sobre un dado y un punzón dobla la lámina hasta conseguir el ángulo deseado.
El corte para obtención de piezas metálicas se puede realizar mediante dos procesos: el cizallado y el troquelado.
En el caso del cizallado, se coloca una lámina entre dos bordes cortantes. Así, mediante el deslizamiento de la cuchilla, se produce la fractura del metal y al obtención de la pieza.
En cuanto al troquelado, es una operación en la que se coloca una lámina sobre una matriz y es un punzón el que la somete a esfuerzos cortantes, obteniendo la pieza final.
En el caso del embutido, se trata de un proceso en el que se da forma a una cavidad dentro de una lámina. En el proceso, se coloca una lámina en un dado y se utiliza un punzón con la forma del hueco que se desea dejar en la lámina.
El proceso de laminado se encarga de reducir el espesor de la pieza metálica. Para ello, la pieza se coloca entre dos rodillos que reducen su volumen mediante la fuerza de comprensión que ejerce. Puede ser el punto de partida para iniciar otro trabajo del metal o
El forjado es un proceso que se suele hacer en caliente, donde se realizan diversos esfuerzos de comprensión. La pieza se comprime entre dos dados que le dan la forma deseada.
Es un proceso que se realiza a elevadas temperaturas y en el que la pieza se fuerza para diseñar una sección hueca, como sucede con los tubos.